Tras alcanzar el monto más alto de la última década, US$ 14.815 millones en el primer trimestre del año, el comercio exterior de Chile está mostrando signos de recuperación. Un alza de 26,3% respecto al mismo periodo de 2020, cuando comenzaba la crisis humanitaria por COVID-19.

Los datos son alentadores: Las exportaciones del país sumaron US$ 21.735 millones, impulsadas por los envíos de cobre, (con precio promedio de 384 USD ¢/lb, uno de los valores más alto para un primer trimestre desde 2011), mientras que las importaciones alcanzaron los US$ 19.140 millones. ¿Será este el inicio de una reactivación económica sostenida?

En entrevista con Comercio Mundial, el consultor en comercio exterior y logística, y docente de la carrera de ingeniería en DUOC UC y Universidad Católica de la Santísima Concepción, Julio Flores, analizó la situación del intercambio comercial de Chile, las oportunidades del país para seguir creciendo en otros mercados y los desafíos de las empresas locales para lograr el éxito a la hora de internacionalizar su negocio.

A propósito de las cifras del 1T21 ¿Qué perspectivas ve para el comercio exterior de Chile este 2021?

-Ha mejorado y va a seguir haciéndolo en la medida en que nuestros principales compradores continúen abriendo sus operaciones. Ahora, todo va a depender de la situación sanitaria por COVID-19, esto nos está coartando bastante. A medida que el efecto de las vacunas se produzca y se empiece a generar este efecto rebaño, que efectivamente pueda ir provocando menor cantidad de contagios o un efecto más leve en los contagiados, evidentemente las posibilidades del desarrollo comercial van a seguir expandiéndose, pero ya se ve un avance positivo.

¿Cuáles son los posibles riesgos que detecta para el comercio exterior este año?

-Bueno los principales riesgos están enfocados en el tema COVID y el desarrollo de esta pandemia, mientras no tengamos un horizonte claro de salida, no va a ver otro ítem tan relevante que se vislumbre en el corto-mediano plazo.

Ahora, los temas que sí nos afectaron, como la guerra comercial entre China y EE.UU., se van disipando con el gobierno de Joe Biden y el acuerdo entre ambos países para trabajar en combatir el cambio climático, se ve que se está estrechando esa relación, y en la medida en que nuestros clientes principales tengan buenas relaciones para nosotros es favorable.

Por lo tanto, la principal traba que podríamos tener al desarrollo de nuestro comercio exterior está vinculada principalmente al COVID y los efectos que produce, no solo en la operación comercial, sino que también en la logística, en la operación naviera. Ese va a ser nuestro principal problema durante el 2021.

Respecto a las relaciones comerciales que tiene Chile ¿Hay materias en las que falte profundizar o nuevos mercados con los que formar lazos?

-Si uno analiza la distribución geográfica de nuestros acuerdos comerciales, tenemos tratados con los principales países del mundo, con EE.UU, India, China y Europa, que son los generadores del PIB mundial.

Hay que ir potenciando esos acuerdos como el con India que es bastante básico. Sin embargo, hay zonas donde no tenemos gran participación, por ejemplo, los países de la ex unión soviética, con ellos no tenemos ningún acuerdo comercial, con África tampoco, pero tenemos intercambio comercial con ciertos países como Nigeria, y tampoco tenemos acuerdos comerciales con los países Árabes.

Entonces ahí yo diría que están nuestros 3 bloques principales, ahora no son nuestros principales clientes pero en la medida en que la política de apertura comercial de Chile siga, hay que continuar ampliando los mercados y esos podrían ser nuestros objetivos como nuevas posibilidades comerciales.

¿Qué tipo de trabas ve que tiene las empresas locales para poder internacionalizar su negocio?

-Las empresas chilenas han ido evolucionando y tienen que seguir haciéndolo acorde a lo que se exige en el mercado internacional, hoy en día las certificaciones de calidad son importantes.

En Chile la certificación ISO es voluntaria para las empresas, pero se va haciendo obligatoria en la medida que el mercado externo lo va exigiendo. Yo creo que por ahí va uno de los principales desafíos, porque la certificación involucra a las empresas, con el desarrollo de un estándar de calidad que hace que el producto sea más competitivo en el mercado internacional.

Hay otro desafío a nivel comercial, que tiene que ver con el tiempo de gestión de la operación de exportación e importación, aduanas ya está trabajando en eso con el sistema integrado (SICEX) que se viene impulsando hace muchos años y que está operando, pero todavía le falta un empuje general para acortar los tiempos, para que nuestro proceso de exportación sea mucho más rápido, es decir, que el exportador pueda retornar sus divisas de manera más eficiente y no tenga que pasar tanto tiempo en trámites que aún se hacen engorrosos como los certificados de origen o visado de documentos y certificaciones entre otros.

El COVID ha dado una mano para generar más acción electrónica que presencial, pero falta más desarrollo y que más empresas y organizaciones se integren al SICEX, para que ya se pueda trabajar con todos los organismos y empresas involucradas.

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