Esta semana se dio a conocer una gran noticia para el sector automotriz, ya que las importaciones de autos casi se cuadruplicaron en nuestro país durante el mes de septiembre.
Los automóviles sorprendieron con un incremento interanual de 286,5% en sus importaciones, de acuerdo al informe Aduanas, sumando US$343 millones.
Los vehículos para pasajeros, por los cuales los chilenos están esperando hasta 13 meses para recibirlos una vez que los compran, acumulan importaciones por un total de US$ 2.891,8 millones en lo que va transcurrido del año.
Sobre este tema conversamos con el periodista especialista en industria motor, Carlos Jimeno, que además es conductor de Rock & Ruedas en Radio Futuro y ADN Motor
¿Cuáles son las razones para este fuerte crecimiento de las importaciones (y exportaciones) de autos en Chile? ¿Se espera que continúe en el tiempo?
– Lo primero es entender que Chile tiene un mercado automotriz que importa el 100% de sus productos, porque la industria local en esta materia no opera hace décadas. Hablamos de uno de los escenarios más abiertos, con más de 70 marcas de 27 orígenes que mantienen presencia activa, con sobre 1.800 modelos de vehículos pequeños disponibles y 500 más entre buses y camiones.
Esta base propicia para el consumo se agudizó con un aumento explosivo de liquidez y otros factores que impulsaron aún más la decisión de compra de un vehículo, como los tres retiros consecutivos de fondos previsionales (del 10% cada uno), una fuerte caída de uso del transporte público durante la etapa más dura de la pandemia para evitar el contacto social estrecho y la fuerte necesidad de movilidad laboral tras el retorno a la normalidad después de los meses de confinamiento.
¿Qué cambios tuvo el sector automotriz durante la pandemia? ¿Cómo se adaptó para conseguir el crecimiento que tuvo ahora?
El rubro automotriz en Chile ya venía bastante avanzado en los últimos dos o tres años previos a la pandemia del Covid, en cuanto a la funcionalidad y agilidad de sus plataformas digitales para que las personas pudieran revisar y cotizar los vehículos en línea.
Incluso, antes de las cuarentenas había grandes grupos de representación de marcas que superan el 60% de sus cotizaciones y reservas en línea, por lo cual las restricciones de movilidad solo obligaron a las marcas a apurar la implementación del último paso que faltaba en este proceso: el cierre comercial de la compra. Ahora este modelo ya está instalado y, dada su eficacia y seguridad transaccional, es difícil que la compra tradicional recupere un lugar preponderante.
¿Qué factores se deberían mejorar en el sector? ¿Debería haber leyes desde el Gobierno para que se siga impulsando?
Si existe un factor que el mercado automotriz en Chile debería intentar desarrollar, definitivamente es retomar la producción de insumos o piezas para vehículos a nivel nacional.
No existe una industria, no genera más fuentes de empleo que las de canales de importación, distribución, promoción y ventas; no fomenta nuevas tecnologías ni participa en las decisiones o estrategias de los grandes grupos fabricantes de automóviles. Es un mercado pequeño a escala global, de 300 mil vehículos por año en escenarios favorables, pero importante por su extrema apertura y capacidad de pago responsable.
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